Viento


He llamado al viento,
le confié mi deseo de ser.

Alejandra Pizarnik



Viento.
Arremolinas por las calles vestigios fraguados al olvido
caída de tu noche y las palabras.
¿Nadie oye cómo se quiebra la ciudad con tu voz,
cómo toda melodía estalla, descubre
la brutalidad de diamante perdido ante tu silencio musical?
Solitario, confuso rodar del tiempo cuando cae tu poesía
allí donde inventa y alumbra sombras dentro del eco de mis pasos.

Alguien condenó tu recuerdo al polvo de la imagen
en plena tormenta de aplausos y nadie más oyó los ruegos,
el peregrinar de la niña alucinada en espera del gesto
que aplaque los vacíos que la nombran.
Yo, que he escuchado el llamado de bruma en tu orilla,
el silencio innombrable de tu infancia,
¿seré el viento capaz de despertar las distancias olvidadas?

Hacia el jardín de azucenas o lilas donde te escondes
(por miedo a la muerte perfecta),
extiendo esta presencia iluminada que conmueva en tus oídos
el destino de mendiga errante encarnado para tu existencia;
quizás entonces, cuando quede al desnudo
la mirada perdida de esos ojos azules,
se rompan al fin todos los espejos y profanes los conjuros.
Sea desde allí tu nombre
el único que pronuncies a la vida.

1 comentario:

  1. "Hacia el jard�n de azucenas o lilas donde te escondes
    (por miedo a la muerte perfecta),"

    una busqueda sobre si y una mirada a la vez al otro
    errantes..si pero con un destino:
    llegar a nombrarse y quiz�s acercarse
    gusto leer
    saludos
    mabel

    ResponderBorrar