Turbio dolor crece...

a L.


Turbio dolor crece debajo del silencio,
enredadera invisible que poco a poco se extiende.
¿Cómo desentrañar entonces las feroces miradas?
¿Cómo preservar la ternura de la dureza del eclipse
o del terreno estéril que avanza
sobre la emoción de los cuerpos desnudos,
sobre la abierta cicatriz de ser diferentes?

Y sin embargo en los labios perduran los gestos.
El amor recuerda dos nombres saboreados en una sucesión de despertares:
pliegues de misterio desatados hasta fundar una ciudad.
El amor desanda la fuerza inaugural del placer,
la sonrisa buscada en un único rostro
y la música de una voz que desgarra la rutina.

Entre las aguas del irascible silencio y la presencia del ser amado,
vaga la incertidumbre de los sentidos...

Hasta que el amor se adueña nuevamente de la luna
y no hay vida ni ciudad ni día que sobrevivan,
si ya no existiéramos más habitando en deseo la memoria.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario