Arderán mis muertes...

Arderán mis muertes sobre un fondo de sombras.

Sueño. Sucesión de pesadillas alimentando lo cotidiano;
vendaval sediento asfixiando el deseo:
así desollo la lengua ante el sometimiento de mis pies.
Dolor. Herida expuesta a la razón de los reproches,
cristal cautivo bajo los ojos calcinados
y el miedo se hace enredadera con el cielo caído.

Pedido clavado en la mirada enterrada;
lacerante mudez que zigzaguea oscuramente.
Vuelve la violenta arremetida de un animal
y desgarra los tiempos, la sonoridad del lenguaje.
Vuelve, cubriendo de olvidos los caminos trazados.

Dentro de la niebla, sólo existe lo que es:
ante el destino fatal que regresa, me pierdo en su lecho.

Silencio...
Renuncio al encantamiento y recupero la ruta a las palabras.
Metamorfosis...
Palpo esta vida y construyo otro sentido para mis años.

Partir. Emprender las huellas que han de venir
fuera de las encrucijadas de los espejismos.
Partir, soltando los antiguos leños de la ciudad ausente.

Desde la marea se disipa mi voz, llamándome...
y acomete la duda, sobre los reflejos de la noche.

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