“Para mí todo empezó así, por ese rostro evidente, extenuado, esas ojeras que se anticipaban al tiempo, a los hechos.”
“Un grito débil, una llamada de auxilio para que se rompiera aquel espejo en el que permanecía mortalmente fija toda la escena.”
Marguerite Duras (El Amante)
vuelvo
abordo
aquella imagen
acorralada de sentidos
allí el inicio
la devastación que me nombra
someto
esa fotografía
silenciosa
inexistente
a los riscos de la palabra
y resiste
resisto abandonarla
me pierdo
en
los
fragmentos
multiplicados
en los vértices
de ese suelo
líquido
de mi vida
y ese cuerpo que deshace su niñez
en aquel recuerdo
y lo descubre
con un deseo innombrado
placer prohibido
secreto
ante aquella mirada que no ve
y la imagen sigue ahí
intacta
y es el vestido que elijo
el sombrero que da sentido
a mi propio mirar fascinado
cuando la vejez
atrae para sí
refleja ese rostro
amante
donde soy todavía
la pequeña y la mujer
que la escritura talla en la hoja
expuesta
a otros espejos
quizás
hasta encontrar
un reparo
entre las ruinas
o sea esta voz
la que detenga la espera
y el desastre se libere de mí
pasado
